Puebla. Ciudad de Ángeles
El valle de Cuetlaxcoapan, o “Lugar donde mudan las serpientes”, fue el elegido para la fundación de esta ciudad en el año de 1531. Rodeado de los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl, La Malinche y el Pico de Orizaba, era un lugar lo suficientemente alejado de los cholultecas y tlaxcaltecas para un asentamiento español sin necesidad de invadir sus tierras.
Fue el Obispo de Tlaxcala, fray Julián Garcés, quien tuvo una visión en la que unos ángeles le revelaron el sitio exacto en el que se fundaría la ciudad, y aquí es de donde proviene el nombre Puebla de los Ángeles o Angelópolis.
Poco a poco, y debido a su ubicación estratégica entre lo que hoy es la Ciudad de México y Veracruz, fue tomando cada vez más relevancia dentro de la ruta comercial. A su vez, aquí se han construido edificios dignos de admirar por su arquitectura y estilo.
Entre las visitas que puedes hacer en Puebla, destacan la Catedral, terminada en 1649, La Biblioteca Palafoxiana o la Capilla del Rosario, cuyo techo abovedado y altares recubiertos en oro son una verdadera obra de arte.
La gastronomía también forma parte de la historia y tradiciones poblanas, y eso, lo podemos observar en dos de sus platillos más emblemáticos (aparte del mole poblano, claro está): los chiles en nogada, creados por las monjas del convento de Santa Mónica como un postre y que durante una visita de Agustín de Iturbide, con motivo de su cumpleaños, se le presentó el platillo agregando la nogada, el perejil y la granada. Y el mole de caderas, cuyo origen se sitúa con la llegada de frailes dominicos en la época de la Colonia.